¿Por
qué Patagonia, tres
viajes al misterio? Porque la
Patagonia sigue siendo un territorio extraño. Porque hay muchos rincones aún
jamás recorridos por los hombres, y una infinidad más a medio conocer. Porque
fósiles que datan de millones de años están tan al alcance de la mano como
las puntas de flechas de nuestros antepasados, del mismo modo que esos
venerables alerces que nacieron tres mil años antes que nosotros, y que nos
sobrevivirán. Porque hay gigantescos glaciares cuya azulada blancura enceguece,
y bosques petrificados que enseñan que todo puede convertirse en piedra y vivir
para siempre. Porque es uno de los contados sitios del mundo donde todavía hay
mucho, mucho espacio para el misterio.
Pero
estamos presentando este libro. Entonces está bien decir que
Patagonia,
tres viajes al misterio es
un buen nombre, porque la soledad adopta muchas formas, y busca sus salidas, no
todas sensatas. Y en la Patagonia, tan extensa y despoblada, es muy común la
soledad. Porque en sus infinitas costas atlánticas hay espacio para lobos marinos, ballenas, pingüinos y tantos otros seres, y acaso entre ellos, algunos
que no imaginamos nunca. Y que son capaces de despertar amor. Porque en la
profundidad de los bosques andinos, donde los huemules se refugian de los
hombres, pueden vivir toda clase de criaturas, desde esas que enseñan los
libros hasta las que cuentan las leyendas. Y que saben hermanarse frente al
peligro. Porque todos estos rasgos, en definitiva, son matices del misterio.
En
estos tres paisajes patagónicos tienen lugar las historias que se narran en éste,
segundo libro de Amauta
en su línea infantil y juvenil, que ya cuenta con una reimpresión. La primera historia,
El
maestro del terror, de
Franco
Vaccarini, narra las aventuras de un niño buscador
de monstruos que, durante
unas vacaciones con su familia, termina por toparse con uno real. La segunda,
El
enigma de los rastros, versión
abreviada de un trabajo del Grupo Periplos (Ángeles
Durini, Magdalena Gutiérrez, Claudia Sueiro, Mora Bortot, Irene Pérez
Bourbon y Susana Cazenave), se sitúa en las costas de
Puerto Madryn, donde una joven turista se enamora de un lugareño y es
correspondida, pero hay algo en él que impide que la anécdota sea otra
sencilla historia de amor. La tercera, La
rebelión de los ciervos, de
Mario Méndez, es una saga de El
monstruo de las Frambuesas.
Guillaumín de Fresquet vive una nueva aventura. Esta vez los seres amenazados
son los huemules, muchos de los cuales viven en el mismo bosque donde se oculta
el pueblo de Gui: la aldea de Fram.*
* Fragmentos tomados del Prólogo
Dibujos de cubierta e interior: VALERIA ARIAS